martes, 20 de diciembre de 2011

Por este tipo de cosas digo yo que lo de estar bebiendo en la calle, apoyados en un coche o sentados en un portal, y luego ya si eso, cuando vamos algo ciegos, entrar en un bar a darse un par de meneos no es una fiesta. A ver si me explico; no está mal en si el plan, yo lo he hecho durante años, horas, días, meses en la puerta del Louisiana, esperando, quien sabe, un beso, un litro, una paliza, pasando frío o a veces casi desnudo, con Carlangas o con Carlangas. Vamos, que conozco el tema. Pues mira, he estado conclusionando cual huevo pasado su proceso de huevización y creo, efervescientemente, que ese plan es como la eyaculación precoz; que no es mala, tampoco buena, pero no es mala. Pero lo descarto, maduro. Crezco. Avanzo. Una buena conversación, mucha cerveza, historias de nazis, saludos a gente que merece de todo menos saludos. Es un bucle. Entonces de nuevo conclusiono. Son las 7 de la mañana y creo que no existe fiesta sin trompetas, sin contrabajo, sin negros. Exijo el punto justo de alcohol que me permita girar sin vomitar, al menos hasta alcanzar un lugar prudente, vamos, que me pueda apartar. Cigarrillos para últimas caladas y pisotón en la pista de baile, ceniza en los zapatos de claqué o en las botas de punta de acero, no importa. Faldas largas para golpear al girar, o sino rastas, que no dejan marca en la cara. Pogos improvisados y, siempre, coordinados, organizados, sin quinceañeros y sin sus codos. De esos en los que, pese a la falta de espacio vital, la gente sonríe, los golpes no son golpes sino termómetros que preguntan ¿qué tal?, que miden la temperatura de las compañeras de baile y de nuevo cambio de tercio y a dejarse llevar. Y otro cigarrillo sin parar de mover el pie y es que somos pobres pero contentos; nada, nada en el bolsillo porque no nos hace falta, porque somos de oro y plata, como dice el que ahora es mi vecino el Pirata, poéta de lavapies y actual dueño de mi cepillo de dientes, mi desodorante y un trozo de jabón lagarto que vino conmigo desde Grecia (o Italia). Y es que somos artistas, y jugamos con el arte hasta que nos duele la melancolía. Somos tierra.

Somos guerra


interior


en compañía.



(Y queremos fiesta)



Sing Sing Sing - Benny Goodman remix.

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