lunes, 5 de septiembre de 2011


Pues mira, en este mismo instante estoy bebiendo cervezas, escuchando canciones en bucle y cocinando arroz con leche, porque resulta que desde hace un par de semanas me he descubierto como una persona de pensamientos inquietantes, muy cercanos al ostracismo, e insomne. Muy insomne. Lo sé, otra en mi lugar se pondría a fundar un club de la lucha, y todo sería bastante menos patético. Pero entonces no sabría que hacer con el bote de canela. El caso es poner a cocer algo de agua, poca, con canela y ralladuras de limón, cuando entra en ebullición echas el arroz y cuando está casi hecho y te empieza a faltar agua le pones la leche. Añadir azucar al gusto y abrir otra cerveza, otro piti y esperar a que se enfríe escribiendo este pedazo de mierda, híbrido de diario de quinceañero y libro de cocina. Cuando el arroz haya perdido el calor se mete en la nevera, para mañana por la mañana, que esto se come frío, como la foto, que porcierto, se tomó por la mañana, al amanecer, pero no en Alcalá de Henares.



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