domingo, 9 de enero de 2011

Esta noticia la recoge hoy el diario Público, esto pasó hace unas semanas al lado de casa:

La Policía Nacional ha conseguido localizar y detener al presunto autor, que se dio a la fuga, del atropello mortal de un joven de origen marroquí el pasado 4 de diciembre en Alcalá de Henares. El arrestado puso incluso una denuncia por los daños ocasionados en su coche, un Porsche, que había achacado a un acto de vandalismo.

Un fragmento de un faro y los restos de un espejo retrovisor han sido suficientes para que la Policía Nacional haya identificado y detenido al conductor.

Según ha informado la Policía, el conductor, un empresario de 37 años, arrolló mortalmente al joven, de 29, en la madrugada del 4 de diciembre en la avenida de Meco de la localidad madrileña y se dio a la fuga sin prestar asistencia alguna a la víctima, que moría instantes después del accidente.

Lo que no tuvo en cuenta el detenido es que en el lugar del atropello había quedado un pequeño fragmento de uno de los faros del vehículo y parte de un espejo retrovisor arrancado por la violencia del impacto.

Sin testigos que pudieran identificar al vehículo implicado, la Policía Científica analizó los restos y consiguió determinar la marca, el modelo y el año de fabricación del turismo, un deportivo Porsche.

Inmediatamente, los investigadores contactaron con los talleres oficiales de la marca y averiguaron que en uno de ellos se encontraba un coche que presentaba daños similares a los ocurridos en el atropello.

Tras numerosas gestiones, localizaron el paradero del presunto autor de los hechos, un empresario de 37 años, que fue detenido por un presunto delito de omisión del deber de socorro.

En su declaración policial, el arrestado manifestó que creyó que se había golpeado contra una señal de tráfico. Versión que no concuerda con una denuncia presentada por él mismo días después del atropello en una Comisaría de Madrid, en la que aseguraba que personas desconocidas le habían ocasionado daños en su vehículo cuando se encontraba aparcado en la calle.

He aquí un ejemplo de esos jóvenes empresarios, triunfadores en la vida, que todos deberíamos, sino ser, al menos respetar. Definitivamente, no nos enseñan a vivir.


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