jueves, 24 de junio de 2010

Elegía al cambio.

La pobreza contra la que el hombre y la mujer han estado siempre luchando no consiste sólo en la carencia de bienes materiales; de hecho, en países industrialmente avanzados la desaparición de la pobreza material ha puesto de manifiesto la pobreza de la misma existencia, la carencia de una auténtica vida intelectual, emocional, sexual o social lo que conlleva el empobrecimiento en todos los ámbitos o instantes de la existencia del hombre. Esto define de modo concluyente el significado contemporáneo de la “pobreza” de nuestras vidas.

La lucha contra esta condición debe ser total, porque la pobreza contra la que luchamos es total: es la organización represiva de la vida en su totalidad la que nos priva de la oportunidad de ser totalmente humanos. Y cuando lo que se ve degradado por una cultura basada en la muerte es la vida en su totalidad (literalmente el planeta y las especies), entonces las únicas luchas que podemos permitirnos llamar “revolucionarias” son las que buscan una revolución en la totalidad: la creación de una nueva vida en un nuevo contexto que nosotrxs mismxs debemos construir.

Nos hemos visto obligadxs a pensar que donde la revolución de la ideología parece “tener éxito”, se descubre que no es para nada revolucionaria: no cambia ni el contexto ni el contenido de la vida. Todo cambio histórico, en el mejor de los casos, ha supuesto una reforma radical. Jacobinismo, bolchevismo, maoísmo o castrismo, todos han reorganizado las vidas de las personas en uno o varios de sus ámbitos, pero temen la transformación de la vida en su totalidad que comienza cuando los hombres y las mujeres se atreven a gobernar sus propias vidas: anarcos (griego), que significa sin reglas.

Fuente: Up against the wall motherfuckers!

Aportación personal: Joder. Revolución también es Australianos haciendo flamenco como Dios.



Min. 3:30 paro cardiaco.

Min. 6:10 eyaculación post-morten.

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